La revolución de Pocho.

LA REVOLUCION DE POCHO

Pocho Rospigliosi
8. Mai  7 Min. Lesezeit 
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La revolución de ‘Pocho’
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Existe un nombre indesligable al ámbito deportivo de La Crónica y es el de Alfonso ‘Pocho’ Rospigliosi. ‘Pocho’, muy joven (no cumplía aún la mayoría de edad) y delgadísimo, ingresó al periódico en 1947, cuando el jefe de redacción ya era el emblemático Pedro Morales Blondet (alias ‘Pedro Moro’).
Cuando entró ‘Pocho’, la edición de la tarde tiraba 3 mil ejemplares; diez años más tarde, bordeaba los 250 mil. La carrera de ‘Pocho’ saltó con el Sudamericano de 1949, en Brasil. ‘Pocho’ no estaba asignado para viajar en un principio, pues Alfredo Narváez iba con la delegación como preparador físico y eso se aprovecharía para que ejerciera la corresponsalía; sin embargo, Rospigliosi se las ingenió para convertirse en enviado especial mediante un acuerdo con Braniff, la línea áerea de moda. Su amplísima cobertura, repleta de fotografías y autógrafos de los protagonistas lo hizo escalar posiciones y en los cincuenta asumió la batuta de la sección deportiva de la edición vespertina, mientras que la matutina seguía a cargo de Óscar Paz.
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En 1953, la edición de la tarde se dividió entre La Segunda (que salía a las 11 de la mañana y estaba dirigida a provincias) y La Tercera de La Crónica (que luego se denominó, a secas, como La Tercera). Esta última fue dirigida por ‘Pocho’: tenía 24 páginas, de las cuales doce eran netamente deportivas. Los días de semana, salía generalmente a las 2 de la tarde, para que coincidiera con el horario de almuerzo. Los fines de semana, se retrasaba la edición, para publicar los resultados de los partidos y, de ser posible, alguna foto (ya en la primera edición del día siguiente, se ampliaba la cobertura).
Una sección se convirtió en un hit: ‘Pocho’ lanzó La Coctelera, que tenía dos páginas repletas de datos cortos sobre fútbol y que pronto se convirtió en la sección más leída del diario; en ella, Rospigliosi firmaba con el seudónimo de ‘Liotrasilio’. Formó una plana de redacción de muy buen nivel, conformada por muchos periodistas jóvenes que, como requisito, se especializaban en una disciplina adicional al balompié. Los nombres más emblemáticos fueron los de Antenor ‘Lolo’ Carrera (natación), quien llegó procedente de El Comercio; Raúl Dreyfus (vóley), el argentino Boris Sojit (boxeo), Litman Gallo (básquet), Manuel ‘Pavito’ Rodríguez y una leyenda viva del periodismo deportivo, Teodoro ‘Lolo’ Salazar (atletismo), quien llegó al diario en 1955. Un año más tarde se sumaría, en la función mixta de fotógrafo y redactor, Carlos Enciso, actual jefe de prensa de la ADFP.
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El fotógrafo de cabecera, en los cincuenta, fue Luis ‘La Momia’ Flores; otros nombres importantes fueron los de Tolentino Alegre, el mítico Alfonso ‘Ojo Mágico’ Ego Aguirre y Virgilio Molero, quien siguió en el diario hasta sus últimos tiempos.
La línea que asumió La Tercera resultó transgresora: privilegió la defensa del espectáculo, con un enfoque que lindaba entre lo periodístico y lo publicitario, orientado a despertar afición. El ejemplo más emblemático ocurrió en agosto de 1953, cuando ‘Pocho’ lideró una campaña para que (con el argumento de que “estaba haciendo goles en las prácticas”) ‘Lolo’ Fernández jugara el clásico que significó su despedida.
En la edición matutina, en 1962 Óscar Paz le dejó la posta a Augusto Chávez Costa, quien conformó un plantel en el que destacaban Carlos Paz Cafferatta (hijo de Óscar) y César Mindreau. Pero los años de ‘Pocho’ fueron los de mayor apogeo para La Crónica y La Tercera. Hubo coberturas inimaginables en estos tiempos de la Internet: para el Mundial de México 1970, se decidió enviar a un redactor a verificar in situ cómo se preparaba cada uno de los seleccionados participantes, y por eso ‘Lolo’ Salazar viajó, durante cinco meses, uno a uno a los 15 países que competían junto a Perú en la justa. Pero en 1974, todo llegó a su fin.
Con botas y con chimpunes
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En 1970, el Gobierno Militar de Juan Velasco Alvarado expropió el Banco Popular, que manejaba el periódico, a la familia Prado; La Tercera y La Crónica pasaron a formar parte de Editora Perú (que editaba El Peruano). Fue una expropiación indirecta y en la sección deportiva no se sintió el golpe. Pero, cuatro años después, el remezón los noqueó.
Con la expropiación de los medios, Guillermo Thorndike asumió la dirección de La Nueva Crónica; el 23 de agosto de 1974, ‘Pocho’ y todo su equipo fueron despedidos de La Tercera. Según se dice, el Gobierno Militar no veía con buenos ojos la política de Rospigliosi de rescatar el ángulo comercial en el fútbol pues reñía con el espíritu amateur que se quería promover. Se produjo la diáspora y algunos de los redactores se marcharon con ‘Pocho’ a Extra, pero otros siguieron diversos caminos.
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En el último lustro de esa década, el periódico dejó sorpresivamente el formato tabloide y asumió el de dos cuerpos. Incorporó muchísimos suplementos (uno de ellos en quechua). No fue necesariamente una caída libre, aunque su tiraje de 80 mil ejemplares distaba de los 250 mil que consiguió en las dos décadas anteriores. Pero la cobertura deportiva siguió siendo su sustento: ‘Lolo’ Salazar fue reincorporado en 1976 como nuevo jefe de deportes, y formó un nuevo equipo cuyos puntales eran Carlos Tueros, Luis Villanueva, Raúl Carrasco Bernazzi, Alberto Balbuena y, por supuesto, la experiencia de ‘Lolo’ Carrera. Posteriormente, se incorporarían Carlos Chocano y Armando Campos Fernández.
La Crónica volvió al tabloide en 1980, con el regreso de la democracia; sin embargo, siguió perteneciendo a Editora Perú. El diario, si bien siempre había estado ‘acomodado’ al poder de turno, nunca había asumido compromisos políticos de forma explícita: de pronto, se convirtió en un órgano de los gobiernos siguientes, con mayor ímpetu, incluso, que durante la dictadura militar. Perdió espontaneidad; durante el primer gobierno aprista, sus primeras planas reproducían citas textuales (casi a nivel del Granma en Cuba) de los ‘balconazos’ de Alan García. Pasaron por la dirección del diario diversos personajes, desde un intelectual como Augusto Tamayo Vargas hasta Ricardo Miranda Tarrillo (‘Rimita’), el gestor de los inefables torneos regionales de los ochenta.
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La lectoría de La Crónica quedó anclada al respaldo popular que tuvieron los gobiernos de Belaunde y García. Desplazada, asimismo, por nuevos diarios con formatos más coloridos, irreverentes y agresivos (predecesores de la prensa ‘chicha’ de los noventa), su colapso fue irreversible.
Los últimos días de La Crónica
Si La Crónica no murió antes, fue porque siguió respaldándose en el fútbol: dentro del diario, se lanzó una sección llamada La Crónica Deportiva, aparte de La Tercera. Como los diarios deportivos no abundaron en esa época, el gancho futbolístico le permitió sobrevivir.
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‘Pocho’ tuvo un brevísimo retorno en 1986, luego de dejar El Comercio (su salida coincidió con la aparición de Deporte Total). Fue su penúltimo trabajo en el periodismo impreso, antes de dirigir El Nacional hasta su muerte, en 1988. ‘Lolo’ Salazar se mantenía como jefe de deportes, mientras que Litman Gallo quedó al mando de La Tercera.
En 1990, como señala Domingo Tamariz en Memorias de una Pasión, el tiraje de La Crónicasuperaba apenas los 2’500 ejemplares, de los cuales 1’500 se regalaban en las oficinas del Estado. Estaba sentenciado a muerte y el gobierno de Alberto Fujimori dictaminó su fin: La Crónica desapareció de los quioscos el 22 de diciembre de 1990. La Tercera vivió conectada al respirador artificial hasta abril de 1992. Con ambos, murió toda una era en el periodismo deportivo nacional: su hundimiento, a diferencia del Titanic, pasó casi desapercibido.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com Fotos: cortesía Teodoro 'Lolo' Salazar; Recortes: diario La Crónic

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